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Cuando las circunstancias son difíciles o dolorosas, puede ser complicado saber cómo estar ahí.

5 Consejos para Apoyar a tus Seres Queridos en Tiempos Difíciles

Estar presente en los momentos de felicidad y amor de las personas que más queremos suele ser algo natural. Sin embargo, cuando las circunstancias son difíciles o dolorosas, puede ser complicado saber cómo estar ahí. Algunas veces nos sentimos incómodos y queremos evitar la situación por completo; por eso, si quieres saber cómo ayudar a quienes amas, puedes seguir estos consejos:

1. Intenta no utilizar clichés invalidantes como «Al menos -algo más- no pasó» o «podría ser peor».

  • Estas afirmaciones minimizan los sentimientos y la experiencia de la persona, aunque son usadas con la idea de dar apoyo, la realidad es que estas terminan convirtiendo la situación en algo poco valioso. Pregúntate si podría ser tu propia intolerancia a las emociones difíciles lo que te lleva a aligerar la situación. Ten en cuenta que no tienes que dar respuestas ni soluciones, sólo una genuina presencia empática.

 

2. Evita que la situación gire en torno a ti.

  • Hacer referencia a nosotros mismos y a nuestras experiencias es una de las principales formas de conectar con la gente y alimentar la conversación. Sin embargo, al comparar sus problemas con otro similar o con algo que te haya pasado a ti, vuelves a invalidar su experiencia y a cuantificarla con la tuya. Además, se rompe la comunicación, ya que la otra persona no se siente escuchada.

 

3. Escuchar de verdad.

  • Haz que esa persona se sienta escuchada y validada. Evita las distracciones, como mirar al teléfono o al reloj. Presta toda tu atención para demostrar que le importas tanto como sus palabras. Incluso, puedes ser respetuosamente curioso haciendo preguntas orientadas a aclarar o entender mejor la situación.

 

4. Respeta los límites personales.

  • Comprende que tal vez no quieran darte todos los detalles y eso está bien. Puede que no esté preparada para hablar de toda su experiencia y no hay que presionarla para que lo haga. No hagas suposiciones, evita bombardear con preguntas y abstente de dar consejos no solicitados. Lo mejor es estar ahí, con el corazón abierto y la disposición para cuando esa persona esté preparada (si es que lo está en algún momento). También, conversa sin prejuicios y sin decirle lo que tiene que hacer (a menos que lo pida).

 

5. Sólo hay que estar allí.

  • Aunque sea en silencio. Aunque no hables de lo que está pasando, el simple hecho de mostrar que estás presente es impactante. Muchas veces, el silencio y lo que la persona percibe de nuestra presencia es más elocuente que mil palabras.
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Diana Castaño
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