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El dolor emocional es inherente a la vida, así sea que venga en “presentación económica” o pequeñas dosis.

“Curitas emocionales”

Si te caes y te pelas la rodilla, irías inmediatamente a limpiarte la herida, a ponerte algún antiséptico y a lo mejor cubrirla con una curita? Lo más probable es que si.

Si te lastimas el brazo mientras practicas tu deporte favorito, te pondrías hielo y tomarías un desinflamatorio? Lo más probable es que si.

Entonces cómo es que cada día nuestros corazones y almas son lastimados por alguien que nos dijo palabras hirientes o por nuestro propio diálogo interno y no hacemos nada para sanar ese dolor emocional?

Te ha pasado que prefieres ignorar tu dolor emocional y distraerte de él trabajando excesivamente, tomándote unos tragos, yéndote de compras, pasando demasiado tiempo en tus aparatos electrónicos, o haciendo más ejercicio del saludablemente necesario?

En las interacciones con otras personas y en la manera cómo nos relacionamos con nosotros mismos, estamos constantemente expuestos a heridas emocionales, aunque pretendamos que nada sucede. Cuando nos sentimos lastimados en nuestro interior, frecuentemente nos decimos cosas como: “eso no es nada”, “sacúdase y siga”, “sea fuerte!”, y esto sin contar con otra serie de palabras mucho más ofensivas que podemos decirnos a nosotros mismos. Incluso podemos hasta creer que esas heridas emocionales se curarán solas mágicamente, sin que nosotros tomemos cartas en el asunto, cuando lo que comúnmente sucede es que se transformen en resentimiento y otra serie de reacciones emocionales.

En definitiva, la mayoría de los seres humanos preferimos escapar del dolor emocional, antes que aceptarlo, mirarlo de frente y mucho menos encargarnos de él. Más bien encontramos a los culpables externos de nuestro dolor, en vez de examinar cómo nosotros podemos estar contribuyendo a que exista en nuestras vidas.

El dolor emocional es inherente la vida, así sea que venga en “presentación económica” o pequeñas dosis. El problema es que esas cantidades pequeñas de dolor emocional se van acumulando, sin que les prestemos atención, sin que lo reconozcamos, se van quedando allí, creando un problema mucho más serio. Un problema que va creciendo hasta afectar tu estabilidad mental y emocional. Se puede transformar de ser tan sólo un DIA gris, a sentir que estás en un hueco infinito y oscuro llamado depresión. Puede causar que nos alejemos de las personas, incluso las cercanas, hasta el punto en que podemos llegar a experimentar fobia social. Se puede convertir en ansiedad, disminuir la aceptación y amor propios, mientras crece como una bola de nieve que nos aplasta mientras sufrimos con un intenso dolor emocional.

Si estás sangrando (poco o mucho) lo más probable es que hagas algo al respecto, entonces, por qué no tomas cuidado de tus heridas emocionales ahora? Por qué no abrirse con alguien que te pueda ayudar a limpiar esas heridas e iniciar el proceso de sanación? Esto es lo que hacemos los profesionales en consejería en salud mental, asistirte en el cuidado de esas lesiones pasadas y/o recientes y acompañarte en el camino del crecimiento personal. El espacio que ofrecemos es un ambiente seguro, “antiséptico”, donde no vas a ser juzgado (a), por el contrario donde se te brinda la confidencialidad, profesionalismo, y apoyo necesarios para que te descubras y para que desarrolles estrategias para el cuidado de tu salud mental.

Somos seres humanos con el derecho a tener accidentes, tropiezos, caídas y a cometer errores. Lo maravilloso es que también tenemos la capacidad de transformar todos esas incomodidades en oportunidades para conocernos mejor a nosotros mismos, para crecer interiormente y por tanto para mejorar las relaciones con nosotros mismos y con aquellos que nos rodean.

Les invito a construir su propio “botiquín de primeros auxilios emocionales”, con todos los elementos que funcionen para tí. Además de venir con regularidad a sesiones de terapia, algunas de las estrategias que muchos de mis pacientes han encontrado efectivas para tomar cuidado de sus momentos de rabia, ansiedad, depresión, frustración, entre otras, son:

• Practicar una actitud honesta contigo mismo (a) en cuanto a lo que sientes y quieres.
• Acoger todas las experiencias como oportunidades de aprendizaje y/o descubrimiento de sí mismo (a) (al menos no negarlas o evitarlas).
• Pedir espacio y tiempo si lo necesitas en momentos de dolor o incomodidad.
• Escribir lo que sientes, no importa la gramática, ni la ortografía, sólo que le des salida a todo aquello que estas experimentando. Puedes usar un diario de papel o puedes hacerlo electrónicamente (penzu.com es un diario online gratuito. Si no sabes cómo empezar a escribir puedes usar la aplicación: “Grid Diary”)
• Hacer algún tipo de actividad creativa: colorear, dibujar, pintar, esculpir, moldear, cocinar algo nuevo. Puedes hacerlo con materiales o también con aplicaciones gratuitas como: “mandalas”, “color therapy” o “adult coloring book”.
• Ejercicios de respiración (inhalar profundamente por la nariz mientras cuentas hasta 4, sostener el aire mientras cuentas hasta 5, exhalar por la boca mientras cuentas hasta 6. Repetir al menos 4 veces) Aplicaciones gratuitas que pueden ser de utilidad son: “Relax2Breathe” o “PTSD coach”.
• Vivir en el aquí y el ahora mediante ejercicios que te conectan al presente como escanear las sensaciones en tu cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Aplicaciones que puedes usar sin costo son: “Headspace” o “Calm.com”
• Practicar meditación (guiada o no, cualquier tipo de meditación es efectiva). Sin guía: puedes usar “Meditation Timer”. Meditación guiada puedes usar: “OMG I can meditate”

Sin importar cuán herido (a) te sientas en éste momento, recuerda que eres la única persona responsable por tu bienestar y que tienes el deber de cuidar de la totalidad de tú ser de la mejor manera que puedas. Así que empieza a prestar atención a tus emociones, tus pensamientos, tus acciones, todos hacen parte de quien eres. Y no olvides tener tu botiquín emocional a la mano.

Diana Castaño
diana@thepowerinsideyou.com