24 Dic Reinventándonos…
El tiempo fluye… no se trata tanto de que el tiempo pase, es que la vida sucede.
Diferentes procesos se van desenvolviendo a medida que vivimos esta experiencia humana. Este año ocurrieron sucesos inesperados, sentimientos nuevos y extraños afloraron, y una presión para cambiar, para adaptarnos a una insospechada realidad se desplegó sobre todo el planeta. Fenómenos astrológicos, la ciclicidad social y agitación sociopolítica a nivel mundial, junto con las experiencias personales de cada individuo nos empujan o insistentemente invitan hacia la idea de reinventarnos. Es decir, de cuestionarnos cosas que tal vez nos acostumbramos a ignorar, de discriminar entre los hábitos que nos sirven y los que demuestran ser dañinos, o cuando menos, completamente inútiles; de examinar y honestamente reconocer nuestras prioridades e identificar la necesidad de establecer límites.
La decisión de reinventarte involucra un proceso que es a la vez doloroso, difícil, incómodo y simultáneamente emocionante y hasta generador de esperanza al pensar en aquello a lo que te estás dirigiendo. Permítete sentir el duelo, vive el proceso de la pérdida con agradecimiento por lo que fue, por lo que te enseño y suéltalo. Y entonces acoge con apertura lo que viene. Camina de la mano con el miedo hacia aquello en lo que te transformas, con la claridad de que inicialmente puede ser incómodo y está bien. Será una incomodidad pasajera y el proceso continúa… siempre podrás continuar haciendo ajustes y cambios a medida que vas caminando y vas percibiendo lo que cada experiencia te muestra. Y así como la serpiente muda de piel, la planta se transforma, el gusano se convierte en mariposa, deja que los procesos fluyan dentro de ti, brillando en cada etapa, saboreando sin apego y con apertura.
Permite que la flor se marchite, vive el dolor de su transformación, guarda el recuerdo de su presencia, de su aroma, o la enseñanza que te haya dejado y disponte a acoger esa fruta que empieza a tímidamente salir. Recuerda eso sí que el proceso continua, por tanto la fruta será pasajera y nuevamente enfrentaras la terminación de otro ciclo, la “pérdida” de esa fruta mientras da paso a la semilla que perpetúa el ciclo. Y así poco a poco iremos aprendiendo a navegar la ciclicidad y temporalidad de nuestra realidad, a soltar el apego a lo placentero y a dejar de invertir tanta energía en evitar lo incómodo, que al fin y al cabo es inevitable. Y así poco a poco un día dejaremos de crear sufrimientos innecesarios y vivir cada respiración con agradecimiento, cada conexión con aprecio, entendiendo que desde la rigidez de ideas el crecimiento interno se limita.
Reconocer nuestras pérdidas es tan importante como lo es encontrar las posibilidades que cada momento de esta experiencia humana nos presenta. Volvamos a escuchar lo que el corazón nos dicta, volvamos a valorar nuestro cuerpo por su maravillosa maquinaria interna más que por la imagen externa que proyecte. Volvamos a acoger las emociones tal como son en vez de esconderlas, disfrazarlas o reprimirlas. Volvamos la atención hacia el mundo interior para desde allí iniciar este proceso de reinvención pues es la única manera en que la realidad externa se transformará y sanará.
Así que tomemos un poco de este tiempo de distanciamiento forzoso para reflexionar y elegir cómo nos vamos a reinventar… No lo dejes para mañana, haz una cita contigo mismo, siéntate cómodamente, crea un espacio acogedor, con algo ligero para tomar o comer y empieza por la parte más importante: escribir cómo vas a reinventar la relación contigo mismo… y desde allí la reinvención será expandida.