07 May ¡Soy Una Mujer Maravillosa! ¡No La Mujer Maravilla!
Hoy después de escuchar y ser testigo de diversas historias de humanidad he decidido darle voz al sentir de muchas mujeres. Algunas partes pueden sonar un poco fuertes y tal vez sientas las tentación de defenderte.
Sin embargo, te pido que leas hasta el final. Y mantén presente que mi intención es llevar el mensaje de manera clara y fuerte para que sea escuchado. Para que se rompa el silencio y se libere la honestidad a pesar del temor al conflicto. Puede ser que todo no aplique a ti, puede ser que decidas no seguir leyendo. Lo que decidas esta bien. Solo ten presente que es importante hablar y escuchar lo que nos incomoda para crear relaciones honestas y con conexión. Sin comunicación y sin conexión, no hay relación.
Si esperas llegar a la casa y encontrarla completamente limpia, la comida lista, los niños calmados. Y todo esto después de que he trabajado todo el día (ya sea en un trabajo fuera de casa, en nuestra casa, o ambos lugares), estás, equivocadamente, pensando que soy la mujer maravilla.
Si esperas que sea la encargada de hacer las compras de la casa, guardar lo comprado en su lugar, cocinar, lavar los platos y la ropa, pagar las cuentas, hacer citas, hacer devoluciones a las tiendas, etc., estás, equivocadamente, pensando que soy la mujer maravilla.
Si crees que por ser la madre de nuestros hijos, soy la única responsable de su cuidado y educación, a la vez que mantengo nuestra vida en la misma dinámica que teníamos antes de ser padres, estás, equivocadamente, pensando que soy la mujer maravilla.
Si esperas que me sienta cuidada y apoyada porque provees todo lo necesario financieramente para nuestra familia, en realidad tienes una idea bastante limitada de lo que significa apoyo.
Si esperas llegar a casa, quitarte los zapatos, dejar la ropa tirada en cualquier lugar, y sentarte cómodamente a ver televisión mientras esperas que yo te sirva la comida, a la vez que me ves ocupada limpiando la cocina, cuidando los niños y a la vez lidiando con lo cansada que me siento, estás, equivocadamente, pensando que soy la mujer maravilla.
Si esperas que mi cuerpo luzca igual que antes de que viviéramos nuestro (s) embarazo (s), y para completar lo criticas con la esperanza de que haga magia para recuperar la forma exacta como era, estás, equivocadamente, pensando que soy la mujer maravilla y además me estas lastimando.
Si esperas que sea cariñosa y esté dispuesta para una maravillosa noche de pasión después de un largo día de trabajo y de cargar las tareas de la casa sobre mis hombros, sumado a la imagen negativa que tanto tu como yo hemos creado acerca de mi apariencia corporal, estás, equivocadamente, pensando que soy la mujer maravilla.
¡SOY UNA MUJER MARAVILLOSA!, dispuesta a trabajar hombro a hombro contigo por nuestra familia.
¡SOY UNA MUJER MARAVILLOSA! deseosa de sentir tu apoyo a través de acciones de colaboración, consideración, amor y respeto.
¡SOY UNA MUJER MARAVILLOSA! que por naturaleza experimenta cambios físicos, emocionales y de niveles de energía dependiendo el momento del ciclo menstrual en que esté. Y aún cuando no tenga útero o entre en la menopausia, estos cambios (aunque diferentes) también se dan. Renuncio a ver esa ciclicidad de mi ser como un inconveniente y me abro a entenderla como la sabiduría de nuestro cuerpo y la naturaleza femenina. Me abro al entendimiento de los cambios a través de mi ciclo y a hablar sobre ellos contigo, para que así tu también puedas entenderme mejor.
¡SOY UNA MUJER MARAVILLOSA! que también necesita ser saludada con amor, ser atendida y cuidada, que me brindes algo de comer y/o tomar, y me trates como la parte importante que soy dentro del núcleo familiar.
¡SOY UNA MUJER MARAVILLOSA! que desea estar conectada a ti mas allá de la rutina de los días, de encuentros sexuales rápidos, y/o del hecho de que compartimos la paternidad de nuestros hijos.
¡SOY UNA MUJER MARAVILLOSA! que desea que veas mi cuerpo como parte importante de quien soy: una mujer total. Mi cuerpo como ese maravilloso medio para expresar el amor y la pasión no desde una relación genitalizada, sino desde la combinación de ternura, pasión, juego, miradas, y con la confianza que no esperas que mi cuerpo tenga que lucir de cierta manera.
¡SOY UNA MUJER MARAVILLOSA! con estrías, celulitis, algunos gorditos, o tal vez marcados huesitos, con ojeras, cicatrices, y pelo desarreglado. Entre muchas otras más cosas, esa es una genuina parte de mí, ese es mi cuerpo, así, vulnerable, imperfecto y quiero que recuerdes que dentro de el habita mi alma, la esencia de quien soy.
¡SOY UNA MUJER MARAVILLOSA! con los mismos derechos y necesidades que tu. Una mujer que una vez descansa y se siente amada, cuidada, reconocida, y con la libertad para expresarse sin por ello ser disminuida o ignorada; puede funcionar mucho mejor.
Quiero que sepas que te digo todo esto no desde la rabia, no con critica. Te lo digo desde el cansancio y el deseo de que vivamos una mejor vida. Entiendo que muy seguramente nadie te ha enseñado estas cosas. Tal vez creciste esperando que el rol de tu pareja fuera el de atenderte y con una perspectiva muy limitada de lo que verdaderamente significa ser pareja, ser compañeros de vida.
Entiendo que nuestra cultura, la sociedad, la familia, la iglesia, etc., seguramente contribuyeron a estas ideas de desigualdad o falta de reciprocidad en las relaciones. Así mismo, creo que cómo lo aprendiste no es tan importante ahora, como lo es tu disponibilidad para ver mi perspectiva.
Quiero invitarte a ver mi punto de vista, quiero que empieces a nutrir nuestra relación desde una actitud más abierta, respetuosa, amorosa, con más aprecio de quien soy, con disposición para apoyarme y tomar más frecuentemente la iniciativa en nuestro mundo de pareja y familia.
Reconozco que a veces he actuado como si fuera la Mujer Maravilla. Tal vez en algunas ocasiones te he dado la idea de que puedo hacer cualquier cosa y todas las cosas sin siquiera sentirme cansada. Tal vez alimenté la idea de que siempre luciría como una modelo de revista, o de que tendría siempre las palabras adecuadas o de que podía estar disponible ilimitadamente para ti o para nuestra familia. La verdad es que no soy la Mujer Maravilla. Traté de ser como ella en mi esfuerzo por sentirme apreciada, reconocida, o tal vez porque aprendí que así debía ser. Ahora se lo lejos que estoy de esa ilusión y lo cerca que estoy de la realidad. Se que si continuo tratando de ser la Mujer Maravilla, lo más seguro es que me convertiré en una criatura exhausta, resentida, enojada e insatisfecha. Y se que esa no es para nada una alternativa saludable para mi, ni para nosotros, ni para nuestros hijos.
Quiero que sepas también que no quiero un Superman. Yo sólo quiero sentirme conectada contigo, aún en momentos en que nos sintamos vulnerables. Quiero que creemos nuestra realidad juntos sabiendo que habrán momentos difíciles e incómodos. Quiero que seamos conscientes de que es, precisamente en esos momentos, cuando más necesitamos el uno del otro. Quiero que recordemos que está bien tomar una pausa, preguntarnos que necesitamos y asumir una actitud de entendimiento, tolerancia, y amor para atravesar esos tiempos de oscuridad.
Quiero que hagamos camino juntos, apoyándonos, distribuyendo las cargas de manera más equitativa, comunicándonos de corazón a corazón, con honestidad y flexibilidad. Entendiendo que no todos los días son iguales para cada uno, que nuestras propias historias y experiencias han generado resistencias o actitudes que ahora pueden interferir con el fluir de nuestra relación.
¿Crees que podríamos afrontar nuestras dificultades como seres humanos en proceso de crecimiento y aprendizaje, en vez de actuar como enemigos?
Dejemos de asumir cosas sobre el otro y hablemos más. Dejemos ir la idea de la mujer maravilla y acojamos la realidad de la MUJER MARAVILLOSA que soy.
Gracias compañero de vida.